El derretimiento de la Antártida podría estabilizar la vital corriente oceánica, a pesar del cambio climático

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El derretimiento del hielo en la Antártida occidental puede actuar como un sorprendente amortiguador contra el colapso de una corriente crucial del Océano Atlántico, incluso cuando el cambio climático se intensifica. Si bien la aceleración del agua de deshielo de Groenlandia amenaza con ralentizar o detener la Circulación Meridional de Inversión del Atlántico (AMOC, por sus siglas en inglés), el sistema que mantiene la temperatura de Europa, el deshielo antártico podría, bajo ciertas condiciones, preservar esta corriente vital. Sin embargo, esto no niega la crisis climática más amplia, ya que ni siquiera un AMOC estabilizado evitará un calentamiento significativo y un aumento del nivel del mar.

La corriente del Océano Atlántico en riesgo

El AMOC funciona transportando agua superficial cálida desde los trópicos hacia el norte de Europa. A medida que esta agua se enfría, se hunde y fluye hacia el sur, redistribuyendo el calor por todo el mundo. Este proceso transfiere aproximadamente 1,2 petavatios de energía (el equivalente a un millón de centrales eléctricas), lo que mantiene a Europa significativamente más caliente que regiones en latitudes similares. La afluencia de agua dulce y más ligera proveniente de la capa de hielo derretida de Groenlandia interrumpe este proceso de hundimiento, obstaculizando la función del AMOC.

Un colapso de la AMOC podría desencadenar graves consecuencias, incluida la caída de las temperaturas invernales a -50 °C (-58 °F) en el norte de Europa, niveles más altos del mar a lo largo de la costa este de Estados Unidos y sequías más graves en África. Algunos modelos predicen un cierre en cuestión de décadas, mientras que otros sugieren una corriente debilitada pero continua. Islandia ha declarado que el cierre de AMOC es una amenaza “existencial” a la seguridad, lo que subraya la gravedad de la situación.

El deshielo antártico como posible estabilizador

Una nueva investigación indica que el momento en que se produce el deshielo de la Antártida podría desempeñar un papel fundamental. Las simulaciones realizadas por Sacha Sinet en la Universidad de Utrecht revelan que si el agua de deshielo de la Antártida llega siglos antes del pico de derretimiento de Groenlandia, podría evitar un colapso total del AMOC. El agua antártica debilitaría la corriente durante varios cientos de años, pero permitiría que se recuperara durante los próximos 3.000 años.

Este efecto se produce porque a medida que se acumula agua dulce de Groenlandia, el punto de hundimiento del agua densa AMOC se desplaza hacia el sur. El agua de deshielo de la Antártida temprana podría ayudar a que la corriente recupere fuerza a medida que disminuya la contribución de Groenlandia. Este hallazgo resalta una conexión previamente subestimada entre el derretimiento de la Antártida y la estabilidad de la AMOC.

Limitaciones e implicaciones más amplias

Si bien es potencialmente estabilizador, el derretimiento de la Antártida no ofrece una solución climática. Incluso si evita un colapso del AMOC, seguiría contribuyendo a un aumento de hasta 3 metros en el nivel del mar, inundando ciudades costeras en todo el mundo. Stefan Rahmstorf, de la Universidad de Potsdam, subraya que prevenir una catástrofe no anula el impacto de otras.

Los hallazgos del estudio también necesitan más investigación. Se necesitan modelos más complejos para tener en cuenta los posibles efectos de retroalimentación, como el cambio de los patrones del viento y la expansión del hielo marino de la Antártida, que podrían alterar los resultados. Louise Sime, del British Antártida Survey, señala que la conexión entre el deshielo antártico y el AMOC no se entendió completamente hasta esta investigación.

El futuro de las corrientes oceánicas

El ritmo acelerado del cambio climático exige una comprensión integral de los sistemas interconectados. Incluso si el drástico derretimiento de la Antártida Occidental evitara el colapso del AMOC, las consecuencias más amplias del aumento del nivel del mar y los fenómenos meteorológicos extremos permanecerían. El estudio subraya la necesidad urgente de realizar esfuerzos globales para reducir las emisiones de gases de efecto invernadero y mitigar los peores efectos del cambio climático.

A pesar de la posibilidad de que el derretimiento de la Antártida proporcione un alivio temporal, las perspectivas a largo plazo siguen siendo sombrías. El estudio sirve como un claro recordatorio de que abordar el cambio climático requiere soluciones sistémicas, no solo esperar que surjan amortiguadores naturales.