La administración Trump disolverá un centro clave de investigación climática

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La administración Trump está desmantelando el Centro Nacional de Investigación Atmosférica (NCAR) en Boulder, Colorado, una instalación ampliamente reconocida por sus contribuciones a la ciencia meteorológica y climática. La medida, anunciada por Russell Vought, director de la Oficina de Gestión y Presupuesto de la Casa Blanca, se enmarca como un esfuerzo por eliminar lo que la administración llama “alarmismo climático” y actividades de investigación derrochadoras.

Acusaciones y justificación

Vought afirmó que NCAR es “una de las mayores fuentes de alarmismo climático en el país”. La administración acusa al centro de seguir una “dirección despierta” y de financiar proyectos considerados frívolos, incluido el Centro Rising Voices para Ciencias Indígenas y de la Tierra, que se centra en la inclusión en la ciencia.

La decisión de la administración se alinea con los repetidos desprecios por parte de Donald Trump del cambio climático como una “estafa” o un “engaño”. Los funcionarios han prometido eliminar las “nuevas actividades de investigación de estafas ecológicas”.

Críticas y preocupaciones

Expertos y líderes políticos han condenado la medida. Roger Pielke Jr., investigador principal del American Enterprise Institute, calificó al NCAR como “una joya de la corona de la empresa científica estadounidense” y argumentó que cerrarlo perjudicaría el liderazgo de Estados Unidos en las ciencias atmosféricas.

El gobernador de Colorado, Jared Polis, afirmó que el desmantelamiento del NCAR pone “en riesgo la seguridad pública”. El centro proporciona datos cruciales sobre fenómenos climáticos severos, lo que ayuda en la preparación para desastres y salva vidas.

Operaciones e impacto de NCAR

NCAR emplea aproximadamente a 830 personas y opera el Laboratorio Mesa en Boulder, así como dos aviones de investigación atmosférica y una instalación de supercomputación en Wyoming. El centro es conocido por los avances en la comprensión de los patrones climáticos, incluidos los ciclones tropicales.

La decisión de la administración sigue un patrón de escepticismo climático. Si bien la administración enmarca la medida como una eliminación del gasto innecesario, los críticos argumentan que socava la infraestructura científica crítica. Es probable que el cierre interrumpa la investigación en curso y podría obstaculizar la capacidad del país para responder eficazmente a fenómenos climáticos extremos.

La decisión de desmantelar NCAR envía una señal clara: la administración prioriza la ideología política sobre el avance científico, con consecuencias potencialmente graves tanto para la investigación como para la seguridad pública.

Los efectos a largo plazo de esta medida en la investigación climática estadounidense siguen siendo inciertos, pero subraya una tendencia más amplia de apoyo cada vez menor a las instituciones científicas bajo la administración Trump.